San Martín de León, cuyo culto ha sido aprobado y está vigente en la antigua diócesis en la que floreció este canónigo agustiniano, merece ser conocido por su santidad de vida y enjundiosa sabiduría cristiana. Es un preclaro exponente del esplendor de la teología monástica en el siglo XII, y un testigo privilegiado del culto a San Isidoro, cuyo sepulcro en León representa la mayor gloria de la España cristiana medieval. La fecunda espiritualidad de san Martín está asentada en un vasto y profundo dominio de la Sagrada Escritura y se distingue por la eficacia que manifiesta en el fructuoso enlace de las verdades reveladas en el Antiguo y el Nuevo Testamento. Sus escritos van dirigidos tanto a los expertos o estudiosos de los libros bíblicos y de la tradición eclesial, como a los muy variados oyentes de su constante predicación. En cuanto a los ángeles, los tiene muy presentes en todos sus escritos y los considera como los mejores custodios y guías en el camino de la fe. El sermón sobre san Miguel tiene un valor peculiar por el carácter cristológico y angélico que posee. éditeur